RUSIA - TRANSIBERIANO
"Reza, pero no dejes de remar hacia la orilla."
Proverbio ruso
Proverbio ruso
¿Quién no ha escuchado alguna vez acerca de los millones de muertos que tiene el comunismo a sus espaldas? ¿Qué hay de cierto en esto? ¿De dónde sale esta cifra? En este post, que no es más que un resumen del extenso trabajo de investigación del historiador sueco Mario Sousa, explico de donde sale esta cifra de 100 millones de muertos y porqué es totalmente falsa. UN POCO DE HISTORIA 30 de enero de 1933. Hitler es nombrado a dedo canciller por Hindenburg, Presidente de la República, debido a la presión de la industria y la banca alemana (Bayer, Basch, Siemens…), a pesar de que los partidos políticos que representan a los trabajadores, KPD -comunistas- y SPD –socialistas-, le habían superado en votos: unos 13 millones de votos contra 11’5. No obstante, su partido seguía representando una clara minoría en su propio gabinete, ostentando sólo 3 de los 11 Ministerios. Con el objetivo de alcanzar una mayoría absoluta, los nazis convocan nuevas elecciones para el 5 de marzo, empezando una campaña electoral brutal y represiva hacia las otras fuerzas políticas. A principios de febrero el Gobierno de Hitler prohibió todos los mítines del Partido Comunista (KPD), así como sus publicaciones. También se suspendió la publicación de los principales periódicos socialistas [3]. Por si fuera poco, una semana antes de las elecciones, el 27 de febrero de 1933, los nazis incendiaron el parlamento (Reichstag) y acusaron a los comunistas del incendio, condenando a muerte al joven holandés Van der Lubbe, cuya sentencia sería anulada 75 años después, en 2008, por el Tribunal Federal de Justicia de Alemania en virtud de una ley aprobada en 1998, que permitía la rehabilitación de algunos condenados por la justicia nazi. Tras el incendio, el 28 de febrero de 1933, Hitler convence a Hindenburg de firmar un Notverordnung (decreto de emergencia) que autorizaba a la administración del Reich de Hitler a tomar las riendas de cualquier gobierno estatal, de juzgarlo necesario [3]. Tras esto, el gobierno nazi prohíbe el Partido Comunista (KPD) y suspende 7 secciones de la Constitución anulando importantes derechos fundamentales como la libertad de opinión, de prensa, de asociación y reunión, se suspendió el secreto epistolar y telegráfico, así como la garantía de la inviolabilidad del domicilio y se autorizó a la policía a prohibir reuniones. Se endurecieron delitos como la alta traición a la nación, que se podían castigar ahora hasta con pena de muerte [2]. Los comunistas primero, y los socialdemócratas y los movimientos sindicales después, fueron perseguidos, siendo ellos los primeros en llenar los campos de concentración que más tarde albergarían el holocausto judío. Con todo esto (Partido Comunista prohibido, campaña violenta contra otras organizaciones políticas, falta de libertades…) Hitler “gana” las elecciones del 5 de marzo con 17’3 millones de votos y 288 diputados, aproximadamente un 48% del electorado. Pero Hitler consiguió el poder absoluto el 24 de marzo de 1933, cuando hizo que el parlamento aprobara una ley que le confería todo el poder para gobernar el país durante 4 años sin consultar a la cámara. “A partir de entonces comenzó la persecución abierta de los judíos, que comenzaron a ser internados en los campos de concentración donde ya estaban internados los comunistas y socialdemócratas de izquierdas. Hitler siguió adelante con su intento de acaparar el poder absoluto, rechazando los acuerdos internacionales de 1918 que habían impuesto restricciones a la fabricación de armas y a la militarización de Alemania. El rearme de Alemania ocurrió a gran velocidad. Ésta era la situación en el escenario político internacional, cuando los mitos sobre los muertos de la Unión Soviética comenzaron a aparecer”. [12] LEBENSRAUM O ESPACIO VITAL En 1925, en su obra Mein Kampf, Hitler ya habla del lebensraum o espacio vital alemán, donde Ucrania y otras regiones de la Europa Oriental deberían formar parte del imperio vital para ser poblado por la raza superior alemana y ser utilizadas de manera “apropiada”. Para Hitler este espacio vital no solo era imprescindible para convertir a Alemania en un gran Imperio emulando al Imperio Británico, sino que además era necesario, pues consideraba a la población de esos territorios racialmente inferiores a la población alemana. “Con la tecnología y la iniciativa alemanas, Ucrania sería transformada en una región que produciría cereales para Alemania. (…) La conquista de Ucrania y de otras zonas de la Unión Soviética haría necesaria la guerra contra la Unión Soviética, y esta guerra hubo de ser preparada con mucha antelación. Con este objetivo el Ministerio de Propaganda Nazi, encabezado por Goebbels, inició una campaña de mentiras sobre un supuesto genocidio cometido por los bolcheviques en Ucrania, un período terrible de hambre catastrófica que habría sido deliberadamente provocada por Stalin para obligar al campesinado a aceptar la política socialista. El objetivo de la campaña nazi era preparar a la opinión pública mundial para la “liberación” de Ucrania por las tropas alemanas. A pesar de los enormes esfuerzos y de que algunos textos de propaganda alemanes se publicaron en la prensa inglesa, la campaña nazi sobre el supuesto “genocidio” de Ucrania no tuvo mucho éxito a nivel mundial. Estaba claro que Hitler y Goebbels necesitaban ayuda para extender sus rumores difamatorios sobre la Unión Soviética. Y esa ayuda la encontraron en los EEUU.” [12] WILLIAM HEARST William Hearst, hijo del millonario de la industria minera George Hearst, es conocido por ser el padre de la “prensa amarilla”, la prensa sensacionalista. Inició sus andanzas en el mundo periodístico en 1885 cuando su padre lo puso al mando del San Francisco Daily Examiner y, tras la muerte de éste, vendió todas las acciones de la industria minera para invertirlas en el negocio periodístico. Para la década de los años 20, 1 de cada 4 americanos leía un periódico de Hearst. Su imperio incluía 20 diarios y 11 publicaciones dominicales en 13 ciudades. Controlaba el sindicato King Features y el International News Service, así como 6 revistas, incluyendo Cosmopolitan, Good Housekeeping y Harper´s Bazaar [5]. En 1935 ya era uno de los hombres más ricos del mundo y seguía en expansión. Para 1948 sus periódicos vendían 13 millones de copias al día y tenían cerca de 40 millones de lectores diarios, casi un tercio de la población adulta de EEUU. En 1934, Hearst viajó a Alemania donde se entrevistó con Hitler, ayudando a legitimar su liderato en el país. A partir de entonces su propaganda antisoviética era diaria, siendo el mito de la hambruna en Ucrania una de sus primeras invenciones y mentiras contra el estado socialista (y de donde salen los primeros millones de muertos del comunismo). Recordemos que cada día leían sus diarios cerca de 40 millones de personas, por lo que su influencia en el pensamiento colectivo de la población era muy elevada. EL MITO DEL HOLODOMOR O LA HAMBRUNA EN UCRANIA El 18 de febrero de 1935 aparecía en primera plana del Chicago American el siguiente titular: “6 millones de personas muertas a causa del hambre en la Unión Soviética”. Aquí nacía uno de los mitos más extendidos sobre la perversidad de la URSS: el Holodomor, el genocidio soviético sobre la población ucraniana. A través de artículos escritos por el periodista, viajero y estudiante de “Russian Affairs” Thomas Walker, la prensa de Hearst empezó a narrar detalladamente un genocidio soviético en Ucrania supuestamente ocurrido entre 1932 y 1933 y donde supuestamente millones de personas murieron de hambre. Para dar veracidad al contenido, siempre acompañaba los artículos con horribles fotografías de personas esqueléticas y muertas en la calle. Durante décadas, estas informaciones presentadas por el imperio mediático de Hearst fueron tomadas como ciertas y nadie tuvo el valor de ponerlas en duda. Tanto la CIA como el MI5 utilizaron estas informaciones como base para su propaganda antisoviética e incluso la caza de brujas anticomunista de McCarthy tras la Segunda Guerra Mundial se sustentó en estos millones de muertos. En 1953 y 1955 se publica en EEUU el libro de dos volúmenes “Black deeds of the kremlin”, financiado por exiliados ucranianos que apoyaron a los nazis en la Segunda Guerra Mundial [7] y donde se habla de este tema utilizando como fuente las noticias de Hearst. Siguiendo con la línea de la mentira, “en 1984 un profesor de Harvard publica el libro “Human Life in Russia”, repitiendo de nuevo toda la información dada décadas atrás por la prensa de Hearst, con la diferencia de que ahora quien narraba los hechos acaecidos era un profesor de una respetable universidad americana. Pero aquí no acaba todo, en 1986 aparece otro libro sobre el tema titulado “The Harvest of Sorrow”, escrito por un antiguo miembro del servicio secreto británico, Robert Conquest, a la sazón profesor en la Universidad Stanford de California. Para su “trabajo” en la redacción del libro, Conquest recibió 80.000 dólares de la Asociación Nacional de Ucrania (UNA). Esta misma organización también financió una película realizada en 1986 titulada “Harvest of Despair” en la que, entre otras cosas, se utilizó el material del libro de Conquest” [12]. Para entonces la cifra de millones de muertos por el comunismo ya ascendía a 15. Sin embargo, no sería hasta 1987 que la verdad saliera a la luz. El investigador canadiense Douglas Tottle en su libro “Fraud, Famine and Fascism: The Ukrainian Genocide Myth from Hitler to Harvard”, demuestra meticulosamente todas las falsedades de la información que Hearst publicó en 1935 y que fue tomada como verdadera durante las siguientes décadas, siendo fuente de numerosos libros y películas. Entre otras cosas, Tottle demostró que las fotografías no eran en realidad de 1932 y/o 1933, sino que eran de 1922, época en la que millones de personas murieron de hambre debido a las consecuencias de la guerra (Primera Guerra Mundial, 1914-1918, y Guerra Civil Rusa, 1918-1921, en la que 8 ejércitos extranjeros invadieron la Unión Soviética). También demostró que el supuesto periodista Thomas Walker era en realidad Robert Green, un presidiario que se había escapado de una prisión estatal de Colorado. Además, el periodista Louis Fisher, corresponsal de The Nation en Moscú, reveló que Thomas Walker (en realidad Robert Green), de quien Hearst tomaba los artículos de la hambruna en Ucrania, nunca había estado allí [8]. A pesar de que se demostrara que el genocidio ucraniano por parte de la Unión Soviética fue una propaganda ideada por Goebbels y difundida en occidente por el imperio mediático de Hearst, todavía hoy en día se sigue utilizando este hecho como argumento y prueba de las barbaridades y atrocidades que realizó la URSS y especialmente Stalin en la década de los 30, hasta el punto que las mismas fotografías de la hambruna en Rusia tras la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil que usó Hearst como pruebas del Holodomor se muestran actualmente como testimonio del genocidio soviético: Incluso existe un monumento a estas víctimas del falso genocidio soviético en Washington DC: Sin embargo, aún estamos lejos de los más de 100 millones de muertos atribuidos al comunismo, por lo que sigamos analizando y descubriendo de donde salen. Para ello, dirígete a la segunda parte del post pinchando aquí.
1 Comentario
Gustavo
29/12/2018 07:43:10 pm
Clarificante, excelente artiiculo. Grcs.
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